La meditación comienza por separarse de la mente, por ser un testigo. Ésta es la única manera de separarse
de algo. Si estás mirando hacia la luz, naturalmente, una cosa es segura: tú no eres la luz; eres quien está mirando la luz. Si estás observando las flores, una cosa es segura: tú no eres la flor; eres el observador.
La contemplación es la clave de la meditación. Contempla tu mente. No hagas nada: ni repetir un mantra, ni repetir el nombre de Dios. Sólo observa lo que la mente hace. No la perturbes, no la obstaculices, no la reprimas; no emprendas nada por tu parte. Limítate a ser un observador. Y el milagro de la contemplación es la meditación. A medida que observes, lenta, lentamente, la mente se vaciará de pensamientos. Pero no te estás quedando dormido; estás cada vez más alerta, más consciente.
Cuando la mente se vacía por completo, toda tu energía se transforma en una llama de despertar. Esta llama es el resultado de la meditación. Así que puedes decir que la meditación es otro nombre de la contemplación, del ser testigo, de la observación, sin emitir juicio ni evaluación alguna. Sólo por medio de la contemplación, saldrás de inmediato de la mente...
Todo lo que el yogui Maharishi Mahesh y otros como él hacen está bien, pero llaman meditación a algo que no lo es. Allí es donde están guiando a la gente por un camino errado. Si hubieran seguido siendo sinceros y auténticos, y le hubieran dicho a la gente que esto traería salud mental, salud física, una vida más relajada, una existencia más pacífica, hubiera sido correcto. Pero, una vez que comenzaron a llamarla "meditación trascendental", le habían atribuido a algo muy trivial una grandiosa significación que no le corresponde. La gente ha participado de la meditación trascendental durante años y, en Oriente, durante miles de años. Pero esto no se ha transformado, para la gente, en un mayor autoconocimiento, y no los ha convertido en Buda Gautama.
Si deseas entender exactamente qué es la meditación, el Buda Gautama es el primer hombre que arribó a una definición correcta y precisa: es ser testigo.
OSHO